martes, 7 de febrero de 2023

La Iglesia del Buen Suceso (8): el retablo de Santa Ana y la Virgen Niña.

 

Sobre el muro de la Epístola, a los pies del templo se encuentra el retablo de Santa Ana conduciendo a la Virgen Niña al templo para su presentación. 

Este conjunto escultórico fue concertado un 9 de octubre de 1632 con los albaceas testamentarios de un italiano llamado Francisco Bernardino Palacios, concretándose la carta de pago por la finalización de la obra el 11 de julio de 1633. El contrato hablaba de una imagen en madera de cedro, material que, luego policromado, era el de mayor realismo y el que daba más sensación de vida a las imágenes devocionales. El conjunto centraría el retablo de la capilla financiada por este mercader de Milán en la por entonces iglesia del Colegio carmelita de San Alberto.

Los detalles del contrato son muy interesantes: entre otras cosas, se acuerda que la factura total ascendería a 600 ducados, recibiendo Montañés 200 por adelantado antes de entregar la imagen en blanco, es decir, sin policromar, fase que realizaría Baltasar Quintero luego por 1.550 reales.



La imagen guarda todas las características clásicas de Montañés: se resuelve según las estilizadas proporciones empleadas por Lisipo, escultor griego, la rodilla avanza cual elegante contrapposto, la abuela de Cristo es aquí guía en actitud itinerante, el tocado deja entrever la característica raya en medio del peinado, el rostro es de una serenidad inigualable, los ojos almendrados esquivan la mirada directa con el espectador y la emoción es absolutamente intelectual, no pasional. Pero lo que más asombra es el ropaje y el drapeado que definen esta obra.

El ropaje cumplía funciones claves en las obras de Montañés: reforzaba la composición general de la figura, los estofados finales daban dignidad áurea a la imagen, los movimientos de capas y túnicas contrastaban de forma sugerente con la serenidad de los rostros, y los ricos pliegues creaban sensación de profundidad y relieve en el conjunto.


En 1893 el Cardenal Spínola cedía ambas imágenes al Convento del Buen Suceso donde la Virgen Niña fue mutilada en 1931 por fuerzas anticlericales, reproduciéndola en 1945 Rafael Barbero Medina a partir de los restos conservados.

El grupo escultórico fue realizado en madera de cedro encarnado y policromado. La talla de Santa Ana mide 1,46 metros y la de la Virgen 0,92 metros.


A la izquierda de la Virgen se encuentra la escultura de San José y a la derecha de Santa Ana se encuentra la talla de San Juan de la Cruz.

El retablo fue realizado en 1733 para la iglesia del Buen Suceso por el entallado José Fernando de Medinilla. En el ático del mismo se encuentra el lienzo "Los desposorios de la Virgen" pintado por Domingo Martínez.






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