¿Acaso mentía el gran Silvio Fernández cuando decía que "Sevilla no tiene que demostrar que es la ciudad más bonita del mundo"? Así es Sevilla, un lugar que enamora por sus rincones únicos, piedras antiguas y cantes hondos que se mezclan entre históricos palacios reales y soleadas alamedas, una ciudad que se mece sobre las plateadas aguas del Guadalquivir y es acunada por un cielo tan luminosamente azul que merece escribirle los versos más bellos del mundo.
domingo, 27 de mayo de 2018
La casa del tigre.
Todo el que gusta de callejear por el centro de nuestro casco histórico conoce la pequeña calle Amparo, a medio camino entre la Plaza de San Martín y el Pozo Santo. Pues bien, en esta calle, sobre la fachada del número 9 podemos ver el curioso azulejo que les muestro más arriba y que hace alusión a la antigua existencia de un tigre en el interior de dicha vivienda. Como las historias del tigre y del edificio por sí mismo van de la mano, recordémosla y encontrarán la explicación de este famoso ya "salto del tigre".
La “Casa del Tigre”, como se la conoció desde hace ya más de cincuenta años, se mandó edificar en el año 1898 por el que fuera Gobernador Militar de la ciudad de Sevilla y Caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén don Pedro Parias González, destinándola a su residencia particular. Dicho edificio, se construyó sobre el solar de una vieja posada del siglo XVI, llamada de Santa Teresa, por haber pernoctado en aquel lugar Santa Teresa de Ávila, así como sobre una antigua casa particular del siglo XVII. Edificios que siempre estuvieron rodeados de viejas leyendas.
Tras construirse el definitivo edificio a finales del siglo XIX, se convertirá en la residencia oficial del Gobernador de la ciudad. La entrada principal del edificio, se encontraba orientada hacia la fachada de la Calle don Pedro, a través de la cual, se daba acceso a un amplio patio de columnas y unas románticas escaleras de caracol que comunicaban al invitado con la plata superior, dandole un aspecto decimonónico. La fachada de la calle Amparo, era la antigua fachada de servicio, por cuya puerta principal, entraban los carruajes del señor, hasta la segunda escalera de mármol, que comunicaba con la planta superior.
En el año 1943, tras el fallecimiento del Gobernador Parias, dicho edifico, pasa por compraventa a manos de don Isacio de Contreras, un conocido aristócrata y político de la ciudad de Sevilla, natural de Alcalá la Real, en la provincia de Jaén. Debido al mal estado de conservación, se tuvo que reformar casi por completo. Reforma que tuvo lugar en el año 1956, por la cual se cambió la orientación de la entrada principal de la casa hacía la Calle Amparo, reformando la fachada de esta calle y dividiendose el edifico en varias fincas independientes que hoy son locales comerciales ocupados por los artesanos mas antiguos de la ciudad, entre los que hay escultores, grabadores, doradores y bordadores, dos pisos en la primera planta y un piso en la segunda planta.
El edificio permaneció alquilado a la familia del famoso poeta Saenz de Andino por la familia Contreras, durante unos años, tras lo cual se alquiló a don Javier Lasaleta del Clos, Director del Zoológico de Jerez de la Frontera. Dicho inquilino, era propietario de dos tigres, que había cazado y criado en uno de sus frecuentes viajes a África. Al criarse en cautiverio los tuvo durante mas de diez años como animales domésticos en el edificio, y fue, entonces, cuando comenzó a llamarse popularmente “La casa del Tigre”.
Tras pasar de nuevo el uso del edificio a la familia propietaria se inicia una nueva reforma en el año 1977 en la que se restituirán vigas, y reforzaran viejos muros que habían sido aprovechados de las antiguas casas del siglo XVI y XVII en la reforma anterior. Se convertirá en la residencia familiar de los actuales propietarios desde el año 1978.
En la actualidad, la propiedad del edifico, ha procurado mantener viva la historia y singularidad de la casa, respetando en todo momento su antigua distribución, manteniéndolo en el mejor estado de conservación posible y albergando en su interior una gran colección de recuerdos familiares, muy vinculados con la historia de la ciudad y de España. Y en la fachada de la calle Amparo tuvieron a bien colocar un azulejo recordando a los sevillanos la historia del tigre del Director del Zoológico de Jerez.
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