Esta congregación necesitaba un local propio, que fue encargado al célebre arquitecto Aníbal González (1876-1929), siendo bendecida la capilla el 8 de mayo de 1920, después de cuatro años de diseño y construcción.
¿Acaso mentía el gran Silvio Fernández cuando decía que "Sevilla no tiene que demostrar que es la ciudad más bonita del mundo"? Así es Sevilla, un lugar que enamora por sus rincones únicos, piedras antiguas y cantes hondos que se mezclan entre históricos palacios reales y soleadas alamedas, una ciudad que se mece sobre las plateadas aguas del Guadalquivir y es acunada por un cielo tan luminosamente azul que merece escribirle los versos más bellos del mundo.
Esta congregación necesitaba un local propio, que fue encargado al célebre arquitecto Aníbal González (1876-1929), siendo bendecida la capilla el 8 de mayo de 1920, después de cuatro años de diseño y construcción.
Con el sugestivo nombre de "Reja del diablo" nos referimos a la reja que le presentamos en la fotografía de arriba y que podemos ver sobre la fachada del nº 1 de la Plaza Alfaro, esquina con calle Lope de Rueda y a escasos pasos de la conocida Plaza de Santa Cruz.
Como si se tratara de una leyenda romántica de Gustavo Adolfo Bécquer, el imaginario popular quiso investir de poder sobrenatural a esta maraña de hierros cruzados y entrelazados a la que la mente no da explicación a no ser de que seas ducho en el arte de la forja.
Quizá los elementos más llamativos de la Iglesia de San Román sean los quince murales cerámicos que adornan las columnas interiores del templo (dos por cada una) y el presbiterio del mismo. Además de estos retablos cerámicos de gran tamaño, en las propias columnas existen unos paneles de azulejos de especial belleza.
Todos ellos han nacido de la fábrica de Cerámicas Montalván y llevan la firma del artista Antonio Muñoz Ruiz tal como queda acreditado en la firma de cada uno de ellos. Se fabricaron entre 1946 y 1948.
Personajes tan relevantes como San Juan y San Pedro estarían en la tercera columna, justo antes de llegar al presbiterio.
El propio San Román nos da la bienvenida en la columna que abre el presbiterio. San Bernabé está en el lateral. Ambos juntos a la pila bautismal.
Al otro lado del presbiterio se encuentra la imagen de San Pablo, difícil de ver ya que está tapada por el mobiliario propio del altar.
Volvemos por la nave del evangelio y en la primera columna nos encontramos a San Mateo y a Santo Tomás.
En la siguiente columna están Santiago el Menor y San Simón.
Y finalmente, en la última columna están representados San judas Tadeo y San Matías.
Esta es la firma de Antonio Muñoz Ruiz.
En el interior del templo de San Román también podemos ver un Via Crucis sobre azulejo pintado a mano de cerámicas Montalván. Está datado en la década de los cuarenta del siglo XX.
Desgraciadamente, la colocación de unos ventiladores debajo de los azulejos nos han impedido tener mejores fotos y mejores perspectivas. Aquí podemos ver cada uno de ellos en el orden de estaciones.
El muro del evangelio está adornado con multitud de elementos pequeños a los que vamos a hacer referencia a continuación. El más llamativo y también el más valioso es este Niño Jesús "el Sabio" del siglo XIX de quién se desconoce su autoría y que está en un hermoso templete labrado de plata de 1959 realizado por el orfebre Jerónimo Seco en su taller de la calle Matahacas.
Escultura de la Inmaculada dentro de una vitrina de madera, del siglo XVIII. Se desconoce su autor.