El Asistente de Sevilla Don José Manuel de Arjona (1825-1835) entre otras muchas obras útiles de embellecimiento y ornato de la Ciudad y sus alrededores, llevadas a cabo en el período de su gobierno en ellas, emprendió la urbanización del sector comprendido entre la Torre del Oro y la Rotonda de Eritaña (hoy Glorieta de Méjico) y la Avenida de Moliní.
Su trazado irregular y sencillo, adaptado al espacio que quedaba entre el Paseo del Río y la margen izquierda del Guadalquivir, se embelleció en 1830 con la construcción de una gruta artificial, un salón de escalinatas, unas fuentes y algunas pequeñas edificaciones. Así nació el Jardín de las Delicias.
En 1864 se trasladaron a este jardín para que sirviera de ornamento a sus avenidas los pedestales y bustos de mármol que se hallaban en la Plaza del Museo y que procedían de los jardines del Palacio Arzobispal de Umbrete.
Algunas de ellas (mejor dicho, sus copias) podemos ver en la Avenida del Líbano como podemos ver en las fotos. Cuatro bustos clásicos romanos apoyados en sendos pedestales.
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