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martes, 11 de julio de 2023

La iglesia del Convento del Espíritu Santo (2): las fachadas del convento y de la iglesia.

 


El conjunto arquitectónico del convento e iglesia del Espíritu Santo de Sevilla muestra en buena parte de su exterior una apariencia de ladrillo desnudo fruto de la restauración de los años setenta del siglo XX, intervención que eliminó los originarios muros enlucidos y encalados. Sobre uno de los muros de la calle Dueñas destaca un retablo cerámico de un calvario del siglo XVIII del que hablamos más adelante. 

En el acceso correspondiente al colegio de las Niñas de la Doctrina aparece la inscripción "Erigió a propias expensas y dotó con liberal mano el eminentísimo y reverendísimo señor cardenal don Manuel Arias, arzobispo de esta ciudad de Sevilla. Año de MDCCXIV". 



La iglesia, abierta a la calle del Espíritu Santo, es edificio barroco de sencilla planta conventual, una sola nave, bóveda de cañón con arcos fajones y lunetos y coro a los pies que separa la clausura. Sufrió importantes daños en el terremoto de Lisboa de 1755, conociendo su última gran remodelación en 1790, gracias al mecenazgo del obispo Marcos Alonso Llanes. 

Todavía en el siglo XIX conocería nuevas intervenciones como la colocación en 1866 de un nuevo zócalo de azulejos. Su única portada aparece en su muro derecho, fechándose en 1790. Entre el caserío del barrio se yergue la espadaña,  decorada con azulejos del siglo XVIII, una espadaña difícil de apreciar desde la estrecha calle Espíritu Santo y que sin embargo tiene una preciosa vista desde la plaza de la calle San Juan de la Palma a la altura de la iglesia del mimo nombre.

Como decíamos más arriba, sobre la puerta la entrada del convento de la calle Dueñas hay un retablo cerámico del siglo XVIII que representa a un calvario, pero es una representación un tanto hui generis por dos razones. La primera es que las figuras de San Juan y la Virgen están invertidas a como las vemos representadas normalmente, es decir, la Virgen debe estar a la derecha de Cristo y San Juan a la izquierda. La segunda es que el arte de INRI está pintado sobre una tela y no sobre una tabla como ese ve comúnmente.

Finalmente tenemos que resaltar una anomalía física que no es fácil distinguir desde el suelo: el pie derecho de Cristo tiene seis dedos. 





En el retablo cerámico también se representa al Sol, presencia que tiene su valor simbólico. En las escrituras, concretamente en los versículos de Isaías (9,1 y 24,23) y Malaquías (3,20) que predicen la venida del Salvador, se compara dicha venida con la elevación de un astro que vendrá a iluminar a Israel. Posteriormente, San Agustín alude, entre otros, a un texto de S. Lucas (I, 78-79) cuando recuerda que en otros lugares de la escritura, Cristo recibe alegóricamente el nombre de Sol: "Noster sol justiciae Christus". Posiblemente estos textos debieron también inspirar a los artistas y la simbología se propagó a lo largo de los siglos.









lunes, 10 de julio de 2023

La iglesia del Convento del Espíritu Santo (1): una breve historia.



El Convento del Espíritu Santo está situado en la sevillana calle Dueñas, esquina con Espíritu Santo, pertenece a la congregación de Comendadoras del Espíritu Santo, orden fundada por Venerable Guido de Montpelier en 1173. 

Tiene como fin la oración y sus dependencias albergan una residencia femenina y de enseñanza. El edificio está incluido dentro del Conjunto Histórico de Sevilla desde 1964. 

Su fundación se llevó a cabo el 5 de diciembre de 1538, al principio la construcción del cenobio fue bien acogida tanto por las autoridades civiles como las eclesiásticas. Tras superar las primeras dificultades, el monasterio alcanzaría un gran esplendor a finales del siglo XVI, llegando su historia hasta 1626. 

El siglo XVII no sería tampoco fácil para el convento, que pasaría por un nuevo período de inestabilidad. Uno de los hechos más significativos sería el nombramiento como abadesa de una niña de tan sólo doce años, que había sido impuesta desde la nobleza con el objetivo de controlar el convento, algo que casi lo hizo desaparecer. Ante esta situación, la comunidad acudiría al gran maestro de la orden, generándose un pleito que se prolongaría durante años. 

La solución llegaría en el momento en que intervino fray Juan Calvo Segura, que terminaría por designar como abadesa a una de las religiosas más queridas de la comunidad, la madre María de Mayorga. 

A mediados del siglo XVIII, el decreto de 11 de julio de 1711 y la escritura fundacional de 1715 del arzobispo Manuel Arias, autorizaron que en el convento se estableciera un seminario para niñas nobles cuyas familias habían acabado arruinadas. Tras pedir al monasterio que se hiciera cargo de su dirección y ministerio, éste se adosó a los muros de la edificación, comunicando interiormente con ella, y recibiría el nombre de Colegio de Niñas Nobles del Espíritu Santo.


A finales de esta centuria, se llevan a cabo importantes intervenciones en el monasterio que afectarían tanto a su estructura como a su ornamentación. De entonces parecen ser la portada, la espadaña y los coros de la iglesia. 

En el siglo XIX, el convento sobreviviría a la invasión francesa durante la Guerra de la Independencia, así como a los diferentes procesos desamortizadores. 

En la segunda mitad del XX, concretamente en 1965, y siguiendo las orientaciones del cardenal Bueno Monreal, el colegio se abriría a todo tipo de niñas, ampliando para ello su capacidad y convirtiéndose en un centro de enseñanza general básica y de preescolar, lo que implicaría que se efectuasen distintas reformas y añadidos, si bien éstos no afectarían al edificio histórico. 

Asimismo, se crearía una residencia de estudiantes tanto de bachillerato como universitarios con una capacidad de hasta cien residentes. El colegio sería suprimido en 1997 y la residencia, dos años después. Una nueva reorganización del inmueble se realizaría en el año 2000 con el fin de crear la casa de ejercicios espirituales Ilamada "Sancti Spiritus".



Son varias las reformas que se han llevado a cabo en el Convento del Espíritu Santo, sobre todo a lo largo del siglo XX, cuando se construyo el edificio que funcionaría como colegio, del que hemos hablado antes. La clausura queda organizada en torno a dos patios: el claustro principal y el claustro pequeño.

El claustro principal, del siglo XVI y de planta irregular, consta de dos cuerpos, de los que el superior se sustenta en columnas renacentistas de mármol blanco que sostienen arcos de medio punto.

En una de las esquinas queda situada la escalera que une ambas plantas, exenta y de dos tramos. Entre las dependencias que se abren a este claustro, está el refectorio, que preside una pintura de la Ultima Cena de finales del XVII.

En cuanto al claustro pequeño, a él da la sala capitular, donde cuelgan distintos lienzos de estilo barroco, como los de Santa Tecla, doña María de Aguilar, Pentecostés o el Papa Inocencio III. Desde el punto de vista escultórico, se expone un Crucificado tardo gótico, una Virgen de la Palma de mediados del siglo XVII, vuelta a policromar posteriormente, y un Niño Jesús que duerme sobre una cruz, del XVIII.

Un lugar difícil de visitar en nuestra ciudad, tan sólo abierto para la misa los domingos y únicamente, pero que esto no sea excusa para acercarte a conocerlo.



La iglesia del Convento de Espíritu Santo es un edificio barroco del siglo XVII, de una sola nave en su interior dividida en cuatro tramos y cubierta de bóveda de cañón con arcos fajones. El coro, situado a los pies, separa la zona de clausura. El terremoto de Lisboa de 1755 ocasionó en esta iglesia graves daños, siendo profundamente remodelada en el año 1790 bajo el mecenazgo del obispo Marcos Alonso Lanes. Sería en 1866 cuando se colocaría un nuevo zócalo de azulejos.

La iglesia cuenta con una sola portada fechada en 1790, contiene un arco de medio punto que flanquean sendas pilastras y que corona un frontón partido sobre el cual destaca el escudo de la institución. La espadaña, que se alza por entre las casas del barrio, se encuentra decorada con azulejos del siglo XVIII.

Si nos dirigimos a la cabecera de la iglesia, contemplaremos el Retablo Mayor, realizado durante la segunda mitad del siglo XVIII. Presidido por una Inmaculada, de autor anónimo y del siglo XVII, probablemente vuelta a policromar más adelante. La estructura es de madera tallada y dorada, ornamentada, que le dan un aire barroco, si bien se va acercando al neoclasicismo, pues carece de una abundante decoración.

Otro elemento a destacar en el templo es el comulgatorio de las monjas o cratícula situado en el coro bajo, de estilo dieciochesco y muy ornamentado, y que se ha relacionado con el retablo ya visto del Sagrado Corazón. Cerca de la reja, se encuentra el órgano, pieza realizada en 1760 por Francisco Pérez de Valladolid y que cuenta con una decoración barroca en la que sobresalen sendas esculturas de pequeño tamaño de San Agustín y Santa Orosia.