sábado, 13 de julio de 2024

El documento del mes de julio (2024) del Archivo de Indias.

 


El Archivo General de Indias dedica el documento del mes de julio al nombramiento del doctor Diego Beltrán como uno de los consejeros que integraban el Consejo de Indias. Esta institución, que asesoraba al monarca en la toma de decisiones y administraba las posesiones españolas en Ultramar, interviniendo en cuestiones gubernativas, hacendísticas, militares, judiciales y religiosas. Inició su andadura en fecha incierta, aunque este documento acredita que, al menos en 1523, ya funcionaba con regularidad, aunque la fecha de su fundación se considera 1524.

El doctor Diego Beltrán era natural de Medina del Campo (Valladolid), aunque no tenemos datos concretos de sus primeros años de vida. En 1506 fue nombrado alcalde de casa y corte y, a partir de 1512, comenzó su vinculación con las posesiones españolas en América, pues intervino en asuntos relacionados con la Casa de Contratación, y en 1516 accedió al Consejo Real de Castilla.

En 1516 accedió al Consejo Real de Castilla, aunque cesó en su puesto tras verse envuelto en varias intrigas políticas, de las que no salió muy bien parado. Ahora bien, su estrella cambió el 8 de marzo de 1523, cuando fue nombrado consejero vitalicio del Consejo de Indias, el primero de quien se tiene constancia que recibió un salario, voz y voto.


En esta Real Provisión, a la que el Archivo General de Indias dedica el documento del mes, don Carlos y doña Juana nombran a Diego Beltrán consejero de Indias, con voz y voto, y con todos los privilegios que gozaban los restantes miembros del Consejo.

En el nombramiento queda recogido el salario que debía percibir, ordenando a los contadores mayores que le libren cien mil maravadíes cada año que sirva en dicho oficio. Diego Beltrán se convierte así en el primer miembro asalariado del Consejo de Indias y el nombramiento era con carácter vitalicio.

También obtuvo el estanco de la recogida de pastel, orchilla y coral en todas las Indias, más los derechos de registro de las Audiencias de Santo Domingo y México. Todos estos beneficios, sumados a la facultad para establecer una compañía que trasladase esclavos negros a las minas de Guatemala, mejoraron de manera significativa su situación económica.

Supeditado a la situación política del momento, su vinculación con el Consejo de Indias finalizó en 1542 o 1543, tras una inspección o “visita” que se realizó a la institución y tras constatar varias prácticas fraudulentas en las que se vio implicado. Condenado y arruinado, falleció en fecha incierta, aunque en 1555 se documenta un pleito de sus herederos por salvar parte de sus bienes.

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