¿Acaso mentía el gran Silvio Fernández cuando decía que "Sevilla no tiene que demostrar que es la ciudad más bonita del mundo"? Así es Sevilla, un lugar que enamora por sus rincones únicos, piedras antiguas y cantes hondos que se mezclan entre históricos palacios reales y soleadas alamedas, una ciudad que se mece sobre las plateadas aguas del Guadalquivir y es acunada por un cielo tan luminosamente azul que merece escribirle los versos más bellos del mundo.
miércoles, 23 de diciembre de 2015
El ejército de terracota del Emperador (1).
Junto al Guadalquivir, en Puerto Delicias podemos ver una magna exposición de los famosos soldados de terracota del Iº Emperador de China, Ying Zhen. Una obra, sin duda, descomunal, casi imposible si no fuera el sueño de un megalómano.
Hasta la fecha, se han descubierto más de 8.000 guerreros de arcilla, 520 caballos de combate, 150 cuadrigas y 150 caballos parte de la caballería. Resulta bastante evidente que fueron varias las técnicas que emplearon para la elaboración de estas figuras que miden de 1.66 a 2.02 metros y pesan entre 120 y 220 kilogramos. Las cabezas, manos y brazos se realizan por separado.
Se han identificado ocho tipos distintos de moldes para los rostros, así como los moldes para las narices, bigotes, orejas y cejas. Tras una primera etapa en la que se lleva a cabo todo el detallado, las figuras eran horneadas.
Según el taller de donde proviniesen, las figuras eran de diferentes estilos, por ejemplo: los escultores locales ponían más énfasis en el diseño de la individualidad del guerrero. En función del estilo, tanto la postura como la forma del guerrero podían variar ampliamente, más altos, más delgados, más pequeños, etc. La edad también variaba en función del estilo.
Otro elemento distintivo puede ser la armadura, el peinado o el casco que marcan los distintos escalafones y rangos. Por ejemplo, los oficiales llevan una túnica verde, un bigote negro y un rostro colorido. También a los caballos eran modelados de manera individualizada. Los soldados cargaban armas reales cuyas partes de metal han sido preservadas, por ejemplo puntas de flecha de bronce, dagas o hachas.
En 1989, se hallaron armaduras laminares en el sudeste de la región; 200 armaduras, cascos y armaduras de caballos hechas de pequeñas placas de caliza. Este foso tiene prácticamente el mismo tamaño que el Foso I, 13.000 metros cuadrados llenos de placas de caliza y los cables de bronce que las unían. Cada armadura estaba compuesta por 600 láminas, perforadas y unidas por un fino cable. Se calcula que tardarían unas 350 horas en elaborar una armadura.
El color gris caracteriza la uniformidad del Ejército de Terracota, aunque sabemos que en realidad eran figuras muy coloridas. Sin embargo, son pocos los restos de pintura a partir de los cuales poder saber cómo era la pigmentación empleada en aquellos tiempos. Se sabe que era muy similar a la empleada en la antigua Europa. Aunque existen singularidades, como por ejemplo un color que sólo en el lejano Oriente conocían: la púrpura Han o la púrpura china.
Por desgracia son pocos los vestigios que conservamos de este color singular. Lo que sí sabemos es que a cada guerrero se le otorgaba una combinación única de colores.
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