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¿Acaso mentía el gran Silvio Fernández cuando decía que "Sevilla no tiene que demostrar que es la ciudad más bonita del mundo"? Así es Sevilla, un lugar que enamora por sus rincones únicos, piedras antiguas y cantes hondos que se mezclan entre históricos palacios reales y soleadas alamedas, una ciudad que se mece sobre las plateadas aguas del Guadalquivir y es acunada por un cielo tan luminosamente azul que merece escribirle los versos más bellos del mundo.
viernes, 21 de marzo de 2025
La Iglesia de Santa Catalina (15): el lienzo de la Exaltación de la Eucaristía.
jueves, 20 de marzo de 2025
La Iglesia de Santa Catalina (14): el Retablo de Santa Lucía.
El retablo neoclásico del siglo XVIII se compone de banco, cuerpo y ático. El ático corona el retablo con un lienzo del Calvario, en el que a Jesús lo acompañan la Virgen María y San Juan Evangelista.
El cuerpo principal del retablo está presidido por la imagen de Santa Lucía, situada en una hornacina central. Esta talla, atribuida a Francisco Ruiz Gijón, es una muestra del virtuosismo del escultor en la representación de figuras religiosas. A ambos lados de la hornacina central hay sendos lienzos con escenas de la vida de la santa, lienzos del siglo XVII, misma época del retablo.
La santa se presenta de pie, portando sus atributos característicos: aureola de santidad, la espada del martirio, símbolo de su fidelidad y sacrificio por la fe cristiana, la palma del triunfo y el plato con sus ojos, referencia a la leyenda que narra cómo le fueron arrancados los ojos durante su martirio, convirtiéndose en protectora de la vista.
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miércoles, 19 de marzo de 2025
La Iglesia de Santa Catalina (13): las Urnas del Niño Jesús.
La urna del Niño Jesús en la nave de la Epístola.
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martes, 18 de marzo de 2025
La Iglesia de Santa Catalina (12): el Retablo de San Cayetano.
Se trata de un retablo estructurado con banco, un único cuerpo y un ático, cuyas dimensiones son 7,50 x 2,24 x 1,10 metros. Fue elaborado en el siglo XIX y sigue la disposición clásica del retablismo de la época.
En el cuerpo principal, destacan columnas jónicas con el tercio inferior estriado, las cuales enmarcan una amplia hornacina de medio punto. En su interior, se encuentra un notable conjunto escultórico de San Cayetano y la Virgen, atribuido a Cristóbal Ramos y realizado en el último cuarto del siglo XVIII. La escena representa el instante en el que San Cayetano recibe la aparición de la Virgen, un pasaje de gran carga simbólica dentro de la iconografía del santo.
La imagen de la Virgen María se sitúa sobre un trono de nubes, acompañado por tres querubines y dos ángeles. En actitud maternal, la Virgen se inclina hacia San Cayetano y le ofrece al Niño Jesús. Su vestimenta es rica en detalles: una túnica roja, ajustada en la cintura y decorada con motivos florales estofados, y un manto azul, el cual recoge sobre su pecho mediante un nudo o botón. Además, porta un velo sobre la cabeza y una aureola de estrellas.
Por su parte, la escultura de San Cayetano lo muestra arrodillado sobre una nube, con la mirada elevada y los brazos abiertos en actitud de recogimiento. En sus manos sostiene un paño, con el que se dispone a recibir y envolver al Niño Jesús, reflejando el momento de la entrega divina.
La hornacina que alberga la escena está protegida por un cristal y en las enjutas del arco aparece decoración ornamental. En la base de la misma se encuentra una cartela mixtilínea con una inscripción en latín, cuya función es resaltar la importancia de la escena representada.
lunes, 17 de marzo de 2025
La Iglesia de Santa Catalina (11): la Capilla de Nuestra Señora del Rosario.
Fue la primitiva capilla sacramental, pero a causa de un pleito, provoca la permuta entre la sacramental y la corporación del Rosario. Ya en el XVIII, se le agrega el camarín para una Virgen que está acompañada por San Félix Cantalicio y de San Benito. Otra de las joyas de esta hermandad es el Simpecado, que está en un lateral de la capilla. Posee azulejos del XVII recuperados en la última reforma.
viernes, 14 de marzo de 2025
La Iglesia de Santa Catalina (10): el Retablo de la Virgen de la Salette.
Nuestra Señora de La Salette, también conocida como la Virgen de la Salette o la Saleta, es una advocación mariana bajo la cual los fieles católicos veneran a la Virgen María tras su aparición a dos niños en el pueblo de La Salette-Fallavaux, en la región de Isère, Francia. Este acontecimiento tuvo lugar el 19 de septiembre de 1846 y dio origen a la construcción de un santuario en el sitio donde ocurrió la manifestación.
Los protagonistas de esta aparición fueron Mélanie Calvat, de 15 años, y Maximino Giraud, de 11 años, dos jóvenes pastores que aseguraron haber visto, en la tarde de aquel día, a una “Bella Dama” envuelta en un resplandor más brillante que el sol. La visión se presentó primero en actitud de profundo dolor, con el rostro entre las manos y lágrimas en los ojos. Luego, la Virgen se levantó y les habló en francés y en patois, el dialecto occitano que los niños entendían.
El mensaje que transmitió estaba centrado en la preocupación por la impiedad que dominaba la sociedad de la época. Con tristeza, les advirtió sobre dos pecados particularmente graves: la blasfemia y el incumplimiento del descanso dominical, incluyendo la falta de asistencia a la misa. Predijo severos castigos si la humanidad no corregía su conducta, pero también prometió misericordia divina para aquellos que se arrepintieran. Su llamado fue claro: rezar, hacer penitencia y difundir su mensaje.
El resplandor que rodeaba la aparición emanaba de un gran crucifijo que llevaba sobre el pecho, adornado con un martillo y unas tenazas. Además, la Virgen tenía sobre los hombros una cadena y estaba engalanada con rosas en su cabeza, cintura y pies. Su vestimenta era blanca, complementada con un chal de color rubí y un delantal dorado. Finalmente, tras dirigirse a los niños, la Virgen ascendió por una colina hasta desvanecerse en la luz.
Después de cinco años de rigurosas investigaciones, el obispo de Grenoble, Philibert de Bruillard, proclamó la autenticidad de la aparición. Posteriormente, el papa Pío IX aprobó oficialmente la devoción a Nuestra Señora de La Salette, consolidando su culto dentro de la Iglesia.
Los pastorcillos afirmaron haber recibido dos secretos de la Virgen, uno comunicado a Mélanie y otro a Maximino. Según su testimonio, ambos fueron revelados el mismo día de la aparición, pero se les indicó que no los compartieran entre sí ni con nadie hasta el año 1858, momento en el que debían ser divulgados. Siguiendo las recomendaciones de Monseñor de Bruillard, estos secretos fueron remitidos en 1851 al papa Pío IX.
Continua en La Iglesia de Santa Catalina (11): la Capilla de Nuestra Señora del Rosario.
jueves, 13 de marzo de 2025
La Iglesia de Santa Catalina (9): el Presbiterio.
Además de las esculturas mencionadas, el retablo incluye una imagen de la Inmaculada Concepción, atribuida a Alonso Cano o a su círculo, fechada en el siglo XVII. Esta talla se encontraba originalmente en una hornacina sobre el camarín central y fue reubicada tras la reforma del retablo en el primer cuarto del siglo XX. La Virgen se representa con las manos unidas en oración.