viernes, 31 de mayo de 2019

Un recuerdo del Convento del Pópulo.




Corría el año 1753, en un difícil contexto histórico para los gitanos en España que eran perseguidos y encarcelados, cuando un grupo de gitanos del barrio de Triana encabezados por Sebastián Miguel de Varas, decidieron fundar en el Convento del Espíritu Santo la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Nuestra Señora de las Angustias, la Hermandad de los Gitanos.

Con este fin solicitaron el permiso del cardenal arzobispo de Sevilla, D. Luis Jaime de Borbón, quien expidió el decreto que lo autorizaba el 9 de agosto de 1753. El 7 de diciembre de dicho año se sancionaban las primeras reglas de la hermandad con la intervención de, D. Manuel de los Céspedes, provisor del Arzobispo. En las mismas se indicaba que la Hermandad realizaría su estación de penitencia a la Iglesia de Santa Ana como las restantes hermandades del barrio de Triana

Sin embargo la Hermandad se ve obligada a cambiar su sede canónica debido a la negativa del prior del Convento del Espíritu Santo al parecer por haber manifestado la Hermandad de las Tres Caídas su intención de regresar al mismo, lo que finalmente no sucedió. Ante este revés para la Hermandad, los cofrades consiguieron la promesa del prior del Convento del Pópulo de admitirlo en su iglesia. 


En vista de que se hallaba ubicada en la feligresía de la Magdalena, (osea en la otra orilla del río, en Sevilla), se suplicó que se facultara a la corporación para hacer estación de penitencia como una cofradía más de Sevilla, y por tanto a la Santa Iglesia Catedral. El Provisor, conforme con el dictamen fiscal, proveyó auto por el que dio licencia a la traslación pretendida, previo consentimiento del prior y comunidad del Pópulo.

En 1757 la cofradía realizó por vez primera la estación de penitencia. El 28 de marzo de dicho año Miguel de Vargas y Miranda, vecino de Triana, alcalde primero y fundador de la cofradía, solicitó al priostre de la trianera cofradía de la Esperanza de Triana que le prestase algunos enseres para poder efectuar la estación de penitencia, ya que su cofradía "por ser nueva le falta cosas para que salga con decencia".

viernes, 24 de mayo de 2019

El Huerto del Rey Moro.




Aunque situada en el barrio de San Julián, la calle Enladrillada está más unida a la parroquia de San Román,iglesia que pone fin a dicha calle por su extremo sur. El extremo norte, tras recorrer casi quinientos metros, está situado junto a la Plaza del Pelícano y muy cercana la la antigua iglesia de Santa Lucía.

Pues bien, hacia la mitad de esta calle, en el número 36, nos encontramos con un espacio abierto, un espacio verde con nombre propio: Huerto del Rey Moro. Veamos qué es y adentremonos en su reciente historia.


El Huerto del Rey Moro es, desde 2004, el mayor espacio público del Casco Histórico de Sevilla no urbanizado. Un espacio verde autogestionado por y para el disfrute y el esparcimiento de los vecinos del barrio, donde se permite la agricultura urbana.

Este solar es parte del terreno en el que se estableció el huerto de la Casa del Rey Moro, una construcción doméstica de fines del siglo XV y principios del siglo XVI. La tipología constructiva de la casa pertenece a un momento en que coinciden el gótico final y los inicios del renacimiento con una fuerte tradición islámica. El huerto, ubicado en las espaldas de la vivienda y con una superficie de unos 5.000 metros cuadrados aproximados, es hoy un enorme espacio abierto que conserva la misma funcionalidad histórica de zona verde y de explotación de la tierra. Un solar en el que, a través de la arqueología, ha quedado constatado su relación con la horticultura urbana desde el siglo XI hasta el siglo XVII.


Abandonadas durante los últimos siglos, casa y huerta se transformaron de acuerdo a las necesidades del vecindario. La primera se transforma en casa de vecinos y la segunda en lugar de abastecimiento de distintos productos hortofrutí­colas -higos, moras, ní­speros, limones, naranjas, etc- para los vecinos que cultivaron la huerta en épocas de necesidad.

Como solución a la degradación patente, y como medida de protección patrimonial, en 1985 se declara La Casa del Rey Moro como Bien de Interés Cultural (BIC), bajo la categorí­a de Monumento, y se define, además un entorno o espacio que gozarí­a de la misma protección que el inmueble, ya que cualquier alteración en él afectarí­a directamente a los valores propios del bien. Esta zona de reserva patrimonial comprende en extensión el Huerto del Rey Moro, el cual no puede ser entendido sin la casa, y la casa no puede ser explicada sin el Huerto.


La Asociación de Amigos de la Huerta del Rey Moro "La Noria", en febrero de 2004, inauguraron la ocupación del espacio para uso y disfrute del vecindario. Así­ los vecinos, en pro de su conservación y con una organización autogestionada, instalaron huertos colectivos con materiales reciclados. Desde entonces diversos colectivos los han mantenido.

En 2008 se llevó a cabo una intervención arqueológica de carácter preventiva, realizada por los arqueólogos D. Juan Luis Castro Fernández y D. Daniel Barragán Mallofret, cuyos resultados, tanto en la intervención como en la prospección geofí­sica, sacaron a la luz el potencial cientí­fico de los elementos arqueológicos documentados y detectados. 

La mayorí­a de las estructuras localizadas tienen una funcionalidad hidráulica y están sin duda relacionadas con el carácter hortofrutí­cola del espacio a lo largo de la historia. El estudio de los mismos de una manera profunda y sistemática aportarí­a, sin duda, información muy útil que nos permitiráí­a profundizar en el conocimiento histórico de este sector de la ciudad, así­ como su puesta en valor orientado al disfrute de los usuarios y vecinos del Huerto del Rey Moro.