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miércoles, 25 de junio de 2014

El retablo cerámico del Cristo del Buen Fin.



En la Calle San Vicente, sobre la fachada del Convento de San Antonio de Padua, nos encontramos este complejo retablo cerámico donde podemos ver a San Francisco de Asís como santo inspirador de la obra de la Hermandad, acompañando al Cristo del Buen Fin y a Nuestra Señora de la Palma, como imágenes titulares de la Hermandad franciscana del Buen Fin con sede canónica en dicho edificio conventual.


El diseño del mismo corresponde a Antonio Joaquín Dubé de Luque y la fabricación de los azulejos corrió de parte de Cerámica Artística Joaquín Soriano de la localidad aljarafeña de Benacazón.
La obra de mapostería corrió a cargo del maestro albañil José Antonio Barragán Herrero.
A la derecha del retablo propiamente dicho vemos un paño de azulejos donde se recuerda una de las dos efemérides: el cuarto centenario de la hermandad (1605-2005) en la sede del Convento de San Antonio de Padua y el autor del boceto artístico.


A la izquierda del mismo retablo, otro paño cerámico habla de la Virgen de la Palma nombrándola como referencia virginal franciscana y flor de San Antonio, en referencia al convento sevillano y conmemorando la otra efeméride: la fecha de ese mismo año (8 de octubre de 2005) en que fue coronada.


Coronando el retablo, nunca mejor dicho, tenemos una copia de la corona con la que fue coronada la Virgen de la Palma, realizada en forja por el orfebre Manuel de los Ríos.

lunes, 10 de junio de 2013

Responsorio a San Antonio.




El responsorio “Si buscas milagros, mira” es la traducción castellana del responsorio “si quaeris miracula” de la octava lectura de Maitines del oficio litúrgico rítmico compuesto en latín, entre 1.235-1.240, por el franciscano Fray Julián de Spira, maestro de coro del convento de París .
Fray Julián Spira, que ya había compuesto el oficio rimado en honor de San Francisco de Asís, recibió el encargo de los superiores de componer este otro para honrar litúrgicamente al segundo santo de la Orden Franciscana, San Antonio, canonizado en 1.232, cosa que ejecutó “con noble estilo y bella melodía”.


De este oficio litúrgico en uso en la Orden Franciscana durante más de seis siglos, fue separado el citado Responsorio y convertido en oración popularísima a San Antonio. Se le llama “responsorio milagroso”, porque enumera diez grupos de milagros atribuidos al Santo y porque es una invitación persuasiva y eficaz a todos los fieles para que recurran al patrocinio de este Santo taumaturgo en sus varias necesidades espirituales y materiales.
Este responsorio podemos verlo en la fachada del Convento de San Antonio de Padua, en la Calle San Vicente. Fue pintado en 1948 por Enrique Orce Mármol y manufacturado en la Fábrica de la Viuda de Tova Villaba. En esta representación de San Antonio lo vemos con un libro en una de las manos del Santo, como se mostraba habitualmente en la antigüedad, sobre el libro el mundo coronado por una cruz, que rememora el carácter misionario del Santo y su vocación por predicar. Este símbolo muestra además la victoria de Jesucristo sobre el pecado en todo el mundo.