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lunes, 14 de mayo de 2012

Los Códices Ilustrados (4): un poco de todo.

Para finalizar la serie de cuatro entradas relacionadas con la exposición de copias "casi-originales" de libros antiguos que la editorial Moleiro está llevando a cabo en una de las salas del Alcázar hoy vamos a presentar un poupurrí de temas. a partir de mañana podremos ver la colección de mapas antiguos.

1. Libro de la Felicidad.
Biblioteca Nacional de Francia.
En la segunda mitad del siglo XVI el imperio Otomano era el más extenso y poderoso: sus dominios se extendían desde Budapest a Bagdad, desde Omán y Túnez a la Meca y Medina, cerca del Mar Rojo; e incluía ciudades de la importancia de Damasco, Alejandría o El Cairo. Los turcos estaban a las puertas de Viena y controlaban la Ruta de la Seda, el Mar Negro y la mitad oriental del Mediterráneo.
El sultán, con su corte y su harén, gobernaba el imperio desde Constantinopla, donde arquitectos, pintores, calígrafos, joyeros, ceramistas, poetas, etc. trabajaban a su servicio. Sultanes como Süleyman I el Magnífico o su nieto Murad III, cultos y sibaritas, se convierten en los grandes mecenas del arte y responsables del espectacular desarrollo de los talleres del Serrallo, que crearon un arte otomano original que se desprendió de la influencia persa todavía presente en el siglo XV.
Traducido de un original escrito en árabe por orden del propio sultán, el Libro de la Felicidad contiene una detallada descripción de las características de los nacidos bajo cada uno de los doce signos del zodíaco, una serie de pinturas representando distintas situaciones del ser humano según la conjunción de los planetas, unas tablas de concordancia fisonómicas, tablas para la correcta interpretación de los sueños, y un enigmático tratado de adivinación con el que cada cual puede pronosticar su suerte.


2. Libro del Tesoro.
Biblioteca Nacional de Rusia, San Petersburgo.
Obra enciclopédica de Brunetto Latini (alrededor de 1230-1294), hombre político florentino, poeta, historiador y filósofo, maestro y amigo de Dante. Escrito en Francia, en francés, durante el exilio del autor (1260-1267). 
Se compone de tres libros: el primero comienza con la historia bíblica, la historia de Troya, Roma y la del Medievo, seguidas de una historia natural donde se recopila una extensa información sobre astronomía y geografía. También trata en detalle algunas especies de animales y pájaros. El segundo libro versa sobre ética: recoge pensamientos de moralistas, clásicos y modernos, y estudia los vicios y virtudes propios de los hombres. El tercer libro, y la parte más original de esta obra, trata de cuestiones relacionadas con la política y el arte de gobernar que, según el autor, es la más importante y la más noble de todas las ciencias.


3. Splendor Solis.
British Library, Londres.
El Splendor Solis, conservado en la British Library de Londres, es el más bello tratado de alquimia jamás creado.
Realizado en 1582, este códice encierra verdaderas maravillas entre sus ilustraciones, cuya fantasía y poder lírico sobrecogen incluso a los no versados en la disciplina. 
Este tratado, espléndidamente ilustrado, fue hasta hace poco falsamente atribuido a Salomón Trismosin, posiblemente pseudónimo de Ulrich Poysel, maestro del mítico Paracelso. En él se exponen claves de la cábala, astrología y simbolismo alquímico a lo largo de 22 folios ilustrados a toda página, de gran riqueza cromática y una casi barroca profusión de detalles.


4. Libro de los Testamentos.
Catedral de Oviedo.
Considerado unánimemente el códice más bello del siglo XII, el Libro de los Testamentos ofrece un múltiple interés documental, artístico, histórico, social, crítico e informativo de la vida medieval, junto a otros muchos aspectos que lo hacen una obra realmente maestra, imprescindible para comprender la génesis de España.
Se desconoce el nombre del miniaturista, Maestro del Libro de los Testamentos, pero su personalidad artística es de tal magnitud que su obra, de composición y técnica originalísimas, queda aislada por un aire inconfundible sin precedentes.


5. El Libro del Caballero Zifar.
Biblioteca Nacional de Francia, París.
El facsímil del Libro del caballero Zifar, la primera novela escrita en castellano. Acercarse a esta obra nos puede hacer reflexionar largamente sobre lo que era en realidad leer una obra en la Edad Media, sobre cómo una simple novela de aventuras podía convertirse en un manual educativo, o cómo algunos manuscritos pueden convertirse en tesoros.
El Libro del caballero Zifar narra la historia de este y su familia desde que, agobiados por sus desgracias, abandonan el reino de Tarta. En su viaje en pos de un futuro mejor para él y los suyos, Dios lo pondrá a prueba repetidas veces: deberá demostrar que es el mejor caudillo cuando, al frente del ejército de Galapia, se enfrente al del Conde de Éfeso, y no deberá desesperarse cuando, tras esa campaña militar, se separe de sus hijos, Garfín y Roboán, y su esposa, Grima. Los primeros se pierden, y la segunda es raptada por unos piratas. Zifar, sin embargo, aceptará sus desgracias con cristiana resignación. 
Acompañado de un villano ingenioso, se dirigirá al reino de Mentón, que está en guerra contra sus invasores, y tan buenas dotes de general mostrará ante todos que derrotará al enemigo y llegará a ser rey. Entonces reaparecerán su esposa y sus hijos, perdidos hacía muchos años. Dios ha puesto su linaje a prueba, y todos la han superado con creces demostrando ser buenos cristianos. 
Sin embargo, cuando todo parece que va a acabar, empieza una nueva parte del relato. El hijo pequeño, Roboán, no se conforma con ser el segundón, así que pide permiso a su padre para, como él, buscar nuevas oportunidades en otros lugares del mundo. Zifar se lo concede, pero antes habla largamente con sus hijos, dándoles una completa guía de cuál debe ser su comportamiento en el mundo: cómo deben tratar a los demás y defender a la Iglesia, cómo han de impartir justicia o cómo deben vigilar la administración de sus posesiones. Acabado este largo intermedio didáctico, Roboán se lanza a la aventura, y tan bien aplicará las enseñanzas de su padre que llegará a ser emperador de Tigrida. Solo entonces accederá a casarse con la reina Seringa, que le había ofrecido un reino como el de su padre.


*Información tomada de http://www.moleiro.com/es/

domingo, 13 de mayo de 2012

Los Códices Ilustrados (3): Medicina.

Tras ver una relación de los principales libros religiosos de la exposición hoy vamos a detenernos en los que tocan la temática medicina-farmacia.

1. Tacuinum Sanitatis.
Biblioteca Nacional de Francia.
A finales de la Edad Media, príncipes y poderosos aprendían las reglas de salud e higiene de la medicina racional en el Tacuinum Sanitatis, un tratado sobre el bienestar y la salud muy difundido durante los siglos XIV y XV.
El tratado fue escrito en árabe por Ububchasym de Baldach, también conocido como Ibn Butlân, médico cristiano nacido en Bagdad y muerto en 1068. Propone seis elementos necesarios para el mantenimiento cotidiano de la salud y evitar el estrés: la comida y la bebida, el aire y el ambiente, el movimiento y el reposo, el sueño y la vigilia, las secreciones y excreciones de los humores, los movimientos o afectos del ánimo (la alegría, la ira, la vergüenza...). Según Ibn Butlân, las enfermedades surgen de la alteración en el equilibrio de alguno de estos elementos, por lo que aconseja la vida en armonía con la naturaleza para conservar o recuperar la salud.
Las Taqwin al-sihha de Ibn Butlân se tradujeron al latín en Palermo, en la corte de Manfredo, rey de Sicilia de 1258 a 1266, con el título de Tacuinum Sanitatis.


2. Tractatus de Herbis.
The Bristish Library.
Durante la Edad Media, la medicina fue sin duda la disciplina científica más influida por los múltiples componentes culturales que contribuyeron a formar la sociedad. 
Sobre una base griega se mezclaron aportes latinos, bizantinos, árabes, mozárabes y otros procedentes de horizontes más lejanos que fueron transmitidos por las culturas vecinas del mundo occidental. Así, las plantas medicinales fueron designadas por tantos nombres como culturas había que se servían de ellas para fabricar remedios. 
Esta multiplicidad de nombres, que permitía identificar una misma planta en diversas culturas, pudo también generar confusiones. Para evitar este riesgo, aparecieron diccionarios, así como álbumes de botánica donde las representaciones de plantas y otros simples empleados en la práctica cotidiana de la terapéutica se acompañaban de las varias denominaciones que le daban las poblaciones de diversos orígenes que conformaban la sociedad medieval. 
El códice Sloane 4016, actualmente en las colecciones de la British Library, en Londres, es una de estas herramientas que permitió vincular la variedad de nombres de estas plantas con las plantas propiamente dichas. Esto contribuyó a evitar confusiones cuyas consecuencias habrían sido desastrosas en el caso de que a un paciente se le hubiera administrado un simple que no se correspondiera con el prescrito por los médicos.


3. Theriaka y Alexipharmaka de Nicandro.
Biblioteca Nacional de Francia.
Médico, poeta y gramático, Nicandro de Colofón vivió en el siglo II antes de nuestra era, en la corte de Atala III, rey de Pérgamo. 
Su Theriaka versa sobre las mordeduras de los animales salvajes, serpientes e insectos venenosos, y su Alexipharmaka, sobre otros venenos de origen vegetal y mineral, así como las precauciones que hay que tomar y los remedios propios para su curación. 
Sus fórmulas mágicas, que comprenden de 50 a 60 sustancias, fueron aumentadas por Mitrídates, sobre todo con opio y hierbas aromáticas, por Critón, el médico de Trajano, y muy especialmente por Andrómaco, el médico de Nerón.


*Información tomada de http://www.moleiro.com/es/

sábado, 12 de mayo de 2012

Los Códices Ilustrados (2): los "Beatos".

Dentro de la exposición realizada por Moleiro, abundan los "Beatos".
La figura de Beato de Liébana (701–798), también llamado San Beato, fue un monje del Monasterio de San Martín de Turieno (actualmente Monasterio de Santo Toribio de Liébana), en la comarca de Liébana (Cantabria), en las estribaciones de los Picos de Europa.
Su obra más conocida es el Comentario al Apocalipsis de San Juan (Commentarium in Apocalypsin), de gran difusión durante la Alta Edad Media, debido a su trabajo en el campo de la teología, política y geografía.
Se conocen como "Los Beatos" a los manuscritos de los siglos X y XI, más o menos abundantemente ilustrados, donde se copian el Apocalipsis de San Juan y losComentarios sobre este texto redactados en el siglo VIII por el Beato de Liébana. Escribió los Comentarios al Apocalipsis de San Juan (Commentarium in Apocalypsin), en el año 776.
Diez años después, en el 786, redacta la versión definitiva. En esta versión pretende hacer frente a la crisis por la que pasaba la Iglesia en aquellos años e intenta demostrar que está en posesión de la traditio sobre la llegada y predicación del Apóstol Santiago en España.
Algunos de estos "Beatos" están presentes en la exposición.

1. Beato de Liébana. Códice del Rey Fernando I y Doña Sancha.
Biblioteca Nacional de  Madrid.
El Beato de Fernando I y Doña Sancha fue miniado en el año 1047 por Facundo para los reyes de Castilla y León en cuya biblioteca estuvo hasta su muerte. Los Comentarios al Apocalipsis de Beato de Liébana se copiaron e iluminaron para la mayoría de los monasterios del norte de la península Ibérica entre los siglos X y XI. 
Sin embargo, el Beato de Facundo es el único (con la posible excepción del Beato de las Huelgas) que fue copiado para los reyes de Castilla y León: Fernando I y doña Sancha.
En conjunto, el códice es uno de los más bellos de la miniatura hispana y, por supuesto, de los beatos, tanto por el rigor del dibujo, su sincretismo entre el mantenimiento del pasado y la apertura al presente, el cuidado casi clásico por el orden y la estructura compositiva y el uso del color, capaz de crear unos efectos cromáticos con apariencia de ambientes diversos, siempre de gran elegancia y dotados de una severa solemnidad, diferente a todo lo altomedieval. Además, en ninguno de los beatos abunda tanto el oro como en el Beato de Fernando I.


2. Beato de Liébana. Códice del Monasterio de San Andrés de Arroyo.
Biblioteca Nacional de Francia.
El manuscrito del Beato de San Andrés de Arroyo ofrece un cúmulo de peculiaridades que le singularizan de entre todos los beatos. Es considerado un beato tardío que armoniza dos aspectos: sus imágenes contienen las fórmulas del románico pleno y algún recuerdo de la tradición ilustrativa de los beatos altomedievales, y reafirman su papel iluminador y de mayor efectividad que la palabra para expresar el mensaje divino. Por otra parte este códice anuncia la recuperación de los planteamientos visuales del clasicismo. 
Las coincidencias estilísticas del Beato de San Andrés de Arroyo con el Beato de San Pedro de Cardeña nos permiten suponer que su ilustración posiblemente fue realizada en el del Monasterio de San Pedro de Cardeña.
En el Beato de San Andrés de Arroyo el oro y la plata se utilizaron con profusión. El lapislázuli, que era traído de Persia y que lograba los azules más intensos, proporciona una riqueza al manuscrito sólo comparable con la que se alcanza mediante el uso de la lámina de oro. Todo ello indica el deseo de producir un manuscrito rico, probablemente por encargo de Fernando III el Santo. 
El manuscrito fue regalado al monasterio cisterciense de San Andrés de Arroyo, custodiado por las monjas que lo regentan, hasta que la Bibliothèque nationale de France lo compró a M. Toca en 1882, donde se conserva en la actualidad.


3. Beato de Liébana. Códice del Monasterio de San Pedro de Cardeña.
Museo Arqueológico Nacional de Madrid y Metropolitan Museum of Art de Nueva York.
Obra de dos miniaturistas, el Beato de San Pedro de Cardeña es uno de los más suntuosos, más elaborados artísticamente y de mayor calidad de los de su serie (Familia II, rama B). Constituye el ejemplar más bello de los códices tardíos de los Comentarios al Apocalipsis del monje Beato de Liébana. Es fechable entre 1175-1185 y sirvió de modelo para otros códices.El exuberante colorido a base de rojos, azules, verdes, con los que se asocian rígidas planchas de oro en nimbos así como en convenciones arquitectónicas, contribuyen a resaltar la lujuriante decoración, plenamente armonizada con el texto escrito por hábiles copistas, que tal vez, como Santo Martino de León, se lamentaran de los tremendos dolores producidos en la espalda y hombros por tan arduo y continuado trabajo. Realizado en torno a los años 1175-1185, la iluminación afecta patentes influencias del arte insular y lejanos recuerdos del arte carolingio.


4. Beato de Liébana. Códice del Monasterio de Silos.
British Museum, londres.
El 19 de mayo de 1840 compró el British Museum de Londres un manuscrito precioso; se trataba de una copia, espléndidamente iluminada, del Comentario de Beato de Liébana al Apocalipsis de San Juan. El códice había sido copiado en el scriptorium del monasterio de Santo Domingo de Silos pero ya había tenido una vida ajetreada desde sus propios comienzos.
A finales del siglo XI, cuando el texto de Beato empezaba a ser más raramente copiado y utilizado, los monjes de Silos deciden emprender la costosa tarea. Costosa porque se trataba de un códice que requería muy buen pergamino, tintas variadas, oro y plata para ser profusamente ilustrado. Si quería llevar a cabo una obra cuidada y bien acabada, era necesario además disponer de buenos calígrafos e iluminadores. Silos no carecía en este momento de nada de ello; los monjes Domingo y Muño pusieron manos a la obra, y el jueves, 18 de abril de 1091, a la sexta hora del día, dieron fin a la labor de copia del texto, que pudo llevarles unos cuantos meses.
En el siglo XVIII pertenecía al cardenal Antonio de Aragón, quien lo donaría al colegio de San Bartolomé de Salamanca, de donde pasó, cuando la supresión de dichos colegios, a la Biblioteca Real de Madrid. Cabe suponer que de ahí lo cogió José Bonaparte cuando fue rey de España, y luego fue vendido por él mismo al British Museum, cuando sólo era conde de Survilliers.


5. Beato de Liébana. Códice de Gerona.
El Beato de Girona, de una extraordinaria y compleja variedad iconográfi ca, representa la culminación del desarrollo del scriptorium de San Salvador de Tábara. Lo que convierte a este manuscrito en único, es la enorme cantidad de material ilustrativo que se le añade respecto a otros beatos anteriores.
Se abre con una Cruz y una Maiestas, a los que sigue una visión del cielo del que no se conocen precedentes conservados. Siguen seis miniaturas de los evangelistas y no faltan tampoco las genealogías, que se prolongan en un impresionante ciclo de la vida y muerte de Jesucristo, única de este códice y poco común en el arte peninsular de la época.
La acumulación de elementos de diversas procedencias, pero en especial carolingios y musulmanes, también clásicos, las novedades temáticas incorporadas por vez primera y casi sin herencia obligan a reflexionar sobre cómo fue esto posible en 975 en el monasterio de Tábara. ¿De qué biblioteca con manuscritos ilustrados dipusieron los artistas? 
Y, con todo, hay que añadir que sin la imaginación de los artistas y su capacidad de usar, manipular y transformar el material recibido, cosa que solemos negarles con frecuencia y casi siempre con razón, el resultado no hubiera sido el mismo.


*Información tomada de http://www.moleiro.com/es/

viernes, 11 de mayo de 2012

Los Códices Ilustrados (1): libros religiosos.

En una de las salas adyacentes al apeadero del Alcázar, la prestigiosa empresa Moleiro que realiza reproducciones exclusivas de libros antiguos está presentando su colección más actual en una hermosa exposición que lleva el nombre de "El Gabinete de las Maravillas".
A los que nos gustan las antigüedades, esta es una ocasión que ni pintada para admirar objetos que, aún no siendo, originales, muestran una similitud casi absoluta con los facsímiles de la Biblioteca Británica, Biblioteca Nacional de Francia, The Morgan Library & Museum de Nueva York, Catedral de Toledo o la Biblioteca Nacional de Madrid, entre otros.
A continuación voy a haceros una presentación de los códices allí expuestos.

1. Breviario de la Reina Isabel la Católica.
British Library, Londres.
El Breviario de Isabel la Católica es el tesoro más preciado de la British Library. Este asombroso manuscrito fue concebido como el más lujoso de los breviarios flamencos; cada página ha sido magistralmente iluminada por los mejores pintores de Flandes con el fin de conseguir un manuscrito de una belleza y suntuosidad inigualables.
Los seis maestros que intervinieron en la realización del Breviario de Isabel la Católica han puesto un énfasis muy especial en las escenas que representan la construcción, destrucción y reconstrucción de Jerusalén y su Templo, así como escenas de celebración con músicos y cantantes bajo la dirección de David.


2. Libro de Horas de Juana la loca.
British Library de Londres.
Las miniaturas de este excepcional libro de horas son obra de Gerard Horenbout, el mejor miniaturista flamenco del siglo XVI, y Sanders Bening y su taller, que pintó la mayoría de retratos del Sufragio de los Santos.
Las miniaturas se caracterizan por su realismo tridimensional y su gran sofisticación, especialmente reflejada en las que ilustran el ciclo de la Pasión. La carga emocional expresada en los rostros; la viveza y realismo de las escenas miniadas hacen que este códice sea una de las obras más impresionantes del arte flamenco.
La suntuosidad del manuscrito nos indica que fue un encargo real. Las referencias a san Juan Bautista, san Juan Evangelista, S. Ildefonso y S. Isidoro apuntan a alguien de la realeza española: Juana I de Castilla, Juana la Loca.


3. Apocalipsis de 1313.
Biblioteca Nacional de Francia.
Firmado y datado en 1313 por su iluminador, Colin Chadelve, este Apocalipsis es una creación única, ya que parece diseñado para satisfacer las exigentes demandas de su comitente. El manuscrito contiene un conjunto de imágenes excepcional, tanto por su abundancia como por la calidad de la técnica pictórica. Este códice reúne el ciclo iconográfico del libro del Apocalipsis más extenso de la Edad Media.
El artista de este manuscrito consigue orquestar cuatro niveles de lectura de forma coherente y sin precedentes; logra combinar el texto apocalíptico, los modelos iconográficos tradicionales, los comentarios y su propia percepción de estos textos, haciendo emerger de esta forma nuevos significados.
El Apocalipsis de 1313 constituye, según los expertos, un cambio importante en la concepción gótica del Apocalipsis ilustrado hacia un libro de devoción más personal y privado, utilizado para el recogimiento y la meditación en la intimidad.


4. Biblia Moralizada de Nápoles.
Biblioteca Nacional de Francia.
La Biblia Moralizada de Nápoles (ms. Fr. 9561), encargada por Roberto el Sabio al final de su reinado y acabada a principios de los años 1350 bajo el reinado de su nieta Juana, nos lleva a través de más de un siglo de historia dinástica entre Francia e Italia.
La Biblia, escrita en francés, contiene una parte del Antiguo Testamento (desde el Génesis hasta el 3er libro de los Jueces, folios 1-112v) acompañada de moralizaciones y un ciclo neotestamentario muy desarrollado, desde la expulsión de Joaquín del Templo hasta la Pentecostés, folios 113r-189v).


5. Apocalipsis Flamenco.
Biblioteca Nacional de Francia.
Dentro del conjunto iconográfico de los apocalipsis, el manuscrito de la Bibliothèque nationale de France es una obra única: es el único Apocalipsis iluminado y escrito en flamenco que se conserva en la actualidad. Los miniaturistas muestran un talento excepcional. Recrean la ilustración habitual de este tipo de textos aunque introduciendo motivos ajenos a toda tradición artística; cada miniatura refleja un carácter visionario espectacular y una atmósfera llena de misterio en consonancia con el contenido.
Los especialistas lo sitúan a principios del siglo XV. Elementos como la arquitectura, las armaduras, las corazas, las armas, los peinados y la mayoría de las vestimentas se pueden encontrar entre finales del siglo XIV y principios del XV.
No se sabe nada cierto sobre el lugar concreto de su origen ni sobre los artistas que lo realizaron. Los expertos distinguen claramente dos manos. El primer iluminador pintó las miniaturas y los marcos de los folios 1 al 6, mientras que su colega iluminó los siguientes, del folio 7 al 23.
La diferencia más significativa entre los estilos de los dos iluminadores se aprecia en el tratamiento de los rostros de los personajes, así como en la representación de los detalles de la arquitectura, en los barcos, la variación de las formas de los árboles, la falta de flores en los paisajes de las últimas escenas, y también en el dibujo de los marcos.


6. Biblia de San Luís.
Catedral de Toledo.
La Biblia de San Luis, de la Santa Iglesia Catedral Primada de Toledo ocupa uno de los lugares de preferencia dentro del rico patrimonio de la catedral de Toledo.
Es una Biblia moralizada escrita en latín, que por su extraordinaria belleza se conoce también con el nombre de "Biblia rica de Toledo".
Los datos más antiguos que se tienen de esta obra en Castilla, se remontan al testamento y al codicilo de Alfonso X el Sabio. Con relación a la Biblia de San Luis hay una referencia en el testamento del rey castellano, Alfonso X, en el que la describe como una Biblia "de tres libros, historiada, que nos dio el Rey Luis de Francia" y como "una de las cosas más nobles que pertenecen al Rey". 
Con toda certeza se puede afirmar que la Biblia de San Luis, a la que se refiere Alfonso X el Sabio es la que se conserva en la catedral de Toledo.


7. Salterio Glosado.
La ilustración de este manuscrito fue realizada en dos épocas distintas:
En Canterbury, alrededor del año 1200: 184 páginas.
Esta primera parte sigue el programa iconográfico del Salterio de Utrecht. Comienza con lo que Leroquais llamó prólogo del Salterio: 8 miniaturas extraordinarias a página entera. Siguen 52 fascinantes miniaturas de tamaño aprox. 15 x 32 cm. (ancho de página) al inicio de cada salmo. La mayoría de las páginas tienen iniciales decoradas.
En Cataluña, alrededor del año 1340: a partir de la página 185 se encuentran 46 miniaturas del ancho de la página y de 15 a 25 cm. de altura, enmarcadas en colores vivos, y divididas en dos o tres registros a su vez compuestos de dos o tres compartimentos.
El códice enriqueció el tesoro de la biblioteca de Jean de Berry, según un inventario de libros y joyas del duque. Es posible que formara parte de los 78 manuscritos vendidos en 1511 por Charles Croy a la primera mujer bibliófila de la historia, Margarita de Austria, regente de los Países Bajos. Cuando llegó a París, el manuscrito tenía una encuadernación en terciopelo verde, lo que permite seguir su pista en los distintos inventarios de Margarita de Austria (de 1516 y 1523).
Pasó, junto con la mayoría de libros de Margarita de Austria, a su sobrina María de Hungría, hermana de Carlos V. Tras la muerte de la reina de Hungría, ingresa en los fondos generales de la biblioteca de los Borgoña, en Bruselas. Figura en el inventario realizado en 1615-1617 para los archiduques Alberto e Isabel. El manuscrito pasó de la biblioteca de Bruselas a París en 1796. La encuadernación de Napoleón I fue realizada en 1809.


*Información tomada de http://www.moleiro.com/es/