miércoles, 18 de marzo de 2015

La Glorieta de Cervantes (2).



La Glorieta de Cervantes está cercana a la Glorieta de Rodríguez Marín y, ambas a su vez, se sitúan muy cercanas a una gran jacaranda que con otros arboles de esa especie se plantaron en la Plaza de América en 1921 regalados por un súbdito inglés. 

Encargada también al arquitecto Aníbal González, para la Exposición Iberoamericana de 1929, la glorieta dedicada a Miguel de Cervantes se desarrolla alrededor de un magnífico ejemplar de araucaria. 


Componen su decoración bancos revestidos de olambrillas con escenas inspiradas en ilustraciones de El Quijote, hechas en cuerda seca y enmarcadas por una cenefa de azulejos lisos, de color oscuro. 

En dos de sus lados, sobre anaqueles para libros, se han repuesto las figurillas ecuestres de Don Quijote y Sancho Panza. 


Cuarto de los hijos de Rodrigo y Leonor, Miguel de Cervantes Saavedra nació en Alcalá de Henares en 1547, y murió en Madrid en 1616. Su linaje era castellano: su solar radica en Cervatos, cerca de Reinosa, y el sobrenombre o apellido venía, probablemente, del castillo de San Cervantes.

Se supone que Miguel conocería las primeras letras en su ciudad natal y que estudiaría lo que entonces se designaba latinidades y humanidades. Entre 1563 y 1564 se trasladó con su familia a Sevilla, y dícese también que en esa ciudad se le despertó la vocación de dramaturgo al ver representar las comedias de Lope de Rueda. Un año después, su familia regresó a Madrid y Miguel tomó lecciones de Francisco Bayo.


En 1584, se relacionó con otros escritores y por éstos con Luis de Góngora, Pedro de Padilla y, tal vez, con Lope de Vega. De entonces es también la novela pastoril “La Galatea”, titulada en su primera edición “Los seis libros de La Galatea”, y siete entremeses.

El doce de diciembre casó con Catalina de Palacios Salazar y Vorzmediano en la iglesia de Esquivias (Toledo), al tiempo que se representaban en Madrid sus obras “Los tratos de Argel”, “La destrucción de Numancia” y “La batalla naval”.

La conocida y poco leída obra literaria de Miguel de Cervantes en nuestro país, aparece con el siguiente orden.

En 1603 ya tenía redactado el manuscrito del Quijote y al año siguiente la licencia para la publicación concedida por Felipe II; 

En 1606 terminó “La española inglesa”.

De 1613 es la firma del privilegio para la impresión de las “Novelas Ejemplares”, por favor de Francisco de Robles.

En 1614 publicó su “Viaje del Parnaso”, 

Y en 1615 las comedias “Los baños de Argel”, “La Gran Sultana Doña Catalina de Oviedo”, “El gallardo español”, “El laberinto del amor”, “La casa de los celos”, “El rufián dichoso”, “Cristóbal de Lugo” y “La Comedia entretenida”, además de los entremeses titulados “Pedro de Urdemales". 


Cuando terminaba este último año y escribía “El engaño a los ojos”, “El famoso Bernardo” y “Las Semanas del jardín”, apareció la segunda parte del Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha.

Al año siguiente, Miguel enfermó y volvió a Esquivias. Su salud no mejoró y regresó a Madrid a las pocas semanas. Ahí terminó “Los trabajos de Persiles y Segismunda”.

Su enfermedad se agravó, y murió el 23 de abril de 1616 en una casa de la calle del León.


2 comentarios:

  1. Buenos días, Don Juan Manuel. Soy un asiduo lector de sus magníficos reportajes sobre las maravillas de Sevilla. Muchas Gracias. Resido en Ecuador y cada año hago lo posible por regresar a Sevilla y quedarme allí un buen tiempo. es que su ciudad es sencillamente BELLÍSIMA. Espero que lo que voy a escribir ahora no le cause ninguna molestia, pero justamente porque Sevilla es una de las ciudades más hermosas del mundo (y, gracias a Dios conozco bastantes), necesita un buen presupuesto y una entidad muy eficiente para mantener sus innumerables maravillas, y eso no está ocurriendo. Me da muchísima pena encontrar cada año algunas de sus maravillas descuidadas, incluso sucias. Por ejemplo, la Glorieta de Cervantes ya necesita un mantenimiento técnico cuidadoso. En sus mismas fotos se advierte que los azulejos ya están bastante deteriorados. Yo sé que el costo de tener Sevilla bien cuidada debe ser enorme, pero es el costo de tener una maravilla, no se la puede dejar a merced del tiempo, los elementos y, desafortunadamente, la falta de respeto e la gente.
    Le felicito y agradezco por su blog y le envidio por su ciudad. ¡Es increíble!
    Saludos cordiales,
    Leonardo Miño Garcés

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    1. Buenas tardes Don Leonardo, ya estoy al tanto de su vida a través de su hijo. Me agrada muchísimo que le divierta la lectura de este blog y estoy seguro que, por su condición académica, le sacará mucho partido.
      Estoy con Usted en la falta de cuidado de algunos elementos arquitectónicos, esculturales o cerámicos en nuestra ciudad. Pero siempre ha sido así. Y quiero pensar que no es por falta de presupuesto sino por la gran abundancia de riqueza histórica y artística que el dinero no da para llegar a todos sitios.
      Perdone la tardanza en contestarle. Le comenté a su hijo que tuve un problema informático y perdí este comentario suyo. Ahora lo he vuelto a recuperar y le respondo con cariño. Le esperamos por Sevilla cuando Usted desee. Un abrazo.

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