jueves, 24 de mayo de 2012

Una fuente escondida.



En el Alcázar sevillano hay rincones poco transitados. No me refiero a las habitaciones del Palacio Alto que sí pueden ser visitadas, sino a pequeñas estancias, dentro del recorrido habitual, que pasan desapercibidas ante tanto trasiego de personas, arte e historia.
En un rincón del Patio de la Montería, pegado al muro de la Sala del Almirante y del Patio del Cuarto Militar, nos encontramos con este pequeño surtidor, anclado en una cuenca de ladrillo que retiene el caudal del chorrito de agua apenas perceptible.
A su alrededor, protegiéndola de las miradas, grandes hojas lo cubren.

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