domingo, 8 de abril de 2012

Una madre y un hijo.



Aquí podemos ver el paso del Cristo de la Providencia perteneciente a la Hermandad de los Servitas en la estación de penitencia del Sábado Santo.
Jesús ha muerto.
Los criados de un hombre rico, José de Arimatea, descendieron el cuerpo de Jesús de la cruz, su madre la virgen María tuvo a su hijo en sus manos, en su regazo, llorando su dolor por el hijo que pierde.
Como todas las madres, en este caso Nuestra Señora de los Dolores aprieta su pecho sobre el cuerpo inerte de su hijo. La Virgen se siente sóla, abandonada, sin fuerzas apenas para levantar su enjuto cuerpo y acompañar a su hijo yacente en estos últimos momentos antes de ser enterrado en la tumba sin estrenar de José de Arimatea.
Este paso de misterio de Los Servitas es una lección de la providencia divina. Cristo muerto confirma el plan de Dios sobre los hombres.
Este grupo escultórico es, sin duda, de los más bellos de todo el siglo XVIII sevillano. Ambas figuras fueron realizadas por José Montes de Oca hacia 1730.


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